Records

Kilómetro lanzado, speed skiing o esquí de velocidad, son diferentes formas de llamar al deporte que da referencia a un esquiador bajando por encima de la velocidad máxima que puede alcanzar cualquier buen esquiador en una pista normal.

La máxima velocidad a la que ha podido bajar cualquier buen esquiador -entiéndase por cualquier persona que lleve toda su vida esquiando, un corredor o un profesor de los que mejor esquían- habrá sido de unos 100/120 km/h. En los descensos más radicales de la Copa del Mundo de esquí alpino, se han llegado a alcanzar 140 km/h.

En el caso del esquí de velocidad, en las competiciones se alcanza en las primeras mangas 160 km/h, posteriormente se va subiendo una media de 30/50 metros en cada ronda, dependiendo de la inclinación y longitud de la pista. Ésto agrega una velocidad de 20 km/h más, aproximadamente. Al día se hacen 2 o 3 bajadas.

Las pistas más importantes, y en las únicas que se sobrepasan los 200 km/h, son Verbier (Suiza) y Vars y Les Arcs (Francia). En las dos últimas es donde se han repartido en los últimos años los récords de velocidad, muy especialmente en Les Arcs, donde la sueca Sanna Tidstrand consiguió bajar a 242,59 km/h y el Italiano Simone Origone a 251,4 km/h, ambos en abril de 2006.


Estas velocidades sobrehumanas se consiguen un día concreto, con unas condiciones de viento nulas, una nieve perfecta (que increíblemente es la nieve primavera), material muy elaborado, aerodinámico y acoplado a cada uno, y en una pista larga, inclinada y que esté lisa como un cristal.


Y aunque esto se dio para el record, acercarse a él, parece posible. Más de 10 corredores de aquella competición alcanzaron velocidades por encima de los 240 km/h, con lo cual, a buen seguro, ese record será superado.

Lo más importante, además de todos estos elementos ajenos al esquiador, es poder mantener una posición aerodinámica durante toda la bajada.

Sabemos que estos corredores pasan sus horas en el túnel de viento, pero ahí están parados y en horizontal. La situación real es más complicada: se encuentran a descendiendo (no en plano) a toda velocidad, ya al límite, en una pista muy inclinada, donde aún les queda el mucho recorrido hasta el final, ahí comienzan a luchar contra el viento porque este les hecha hacia atrás, y además deben mantener la posición aerodinámica que es muy baja, y hace no tener recorrido en las piernas para amortiguar cualquier obstáculo por minúsculo que sea, y que obligaría al corredor a subir unos centímetros su posición perdiendo un montón de velocidad o despidiendole hacia atrás por el choque contra el viento.


A todo esto hay que añadir que los esquís deben ir lo más planos posible, y casi nunca van rectos, sino que se encuentran pivotando, por lo que transmite una tremenda inseguridad, más aún cuando se va a esas velocidades. Por otro lado y aún peor: van al límite y todavía queda el doble de la pista recorrida por bajar. Por lo tanto, se sigue acelerando más y más. En las pistas con mayor inclinación, se llega a acelerar de 0 a 200 km/h en poco más de 6 segundos.

Todo esto, no es posible sin un material perfecto que aporte mayor seguridad.

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